Cumpleaños, despedidas, jubilaciones, o simplemente placer por el ilusionismo entran dentro de este servicio, que probablemente sea uno de los que más disfruto. Poder sentarme con un grupo de 10 – 20 personas a conversar mientras les voy acompañando por mi mundo mágico es un regalo que me ha dado este arte, y es por ello por lo que intento adaptarme a las necesidades horarias, de emplazamiento o incluso económicas para que salga adelante.
Durante la sesión, y gracias al nivel de intimidad que se consigue, compagino efectos poderosos con anécdotas, curiosidades, improvisación, historia de la magia…te puedo decir a que hora llego, pero no te puedo asegurar cuanto va a durar porque aquí el tiempo de duración lo dicta el estado emocional del grupo, y ya te adelanto que si se crea la atmósfera que busco, ¡no me voy hasta que me echen!